"Nadie se ilumina fantaseando figuras de luz, sino haciendo consciente su oscuridad" C. Jung
Un día me encontré analizando mi sombra, y me di cuenta, de que lo que realmente me atormentaba de mí misma, era mi mayor bendición. Había observado que aquello que más me irritaba de mi exterior más inmediato, no sólo era un reflejo de lo que me irritaba en mi interior, sino que contenía información privilegiada para poder avanzar en mi camino de crecimiento personal. La cuestión de la fe, la transformación a través de la fe ocurre en un estado sereno de plena y entrega a la dicha divina, que entendemos nos protege y nos salvaguarda hacia nuestro mejor destino, aunque a veces no logremos a alcanzar su dimensión o su sentido. Pero no conviene acercarse a este sentimiento de fe o de entrega al devenir de manera ciega o sin un propósito definido, por mucho bien que creamos que nos pueda aportar, sino que es recomendable tener un criterio acertado acerca de lo que esperamos en este contacto divino, para poder establecer un compromiso claro con nuestro ser hacia él y que no quede vacuo de sentido.
Pero, ¿ qué ocurre cuando no me rindo, cuándo me resisto, juzgo y critico, o establezco negaciones hacia mi propia dicha o mi propio presente dónde se da la experiencia de unidad? Ocurre que, de una manera u otra estás condenando tu situación inestable o insatisfactoria a permanecer y perdurar bajo los designios del tiempo o de tus creaciones más inmediatas. La sombra encuentra su mejor alimento en estas escenas de victimización y autocrítica. Ocurre que, he de aceptar las partes más oscuras de mi ser, observarlas y verlas desde una posición de no juicio, observarlas desde un telescopio lejano, para poder analizarme con perspectiva y poder encontrar la virtud, dentro de lo que en principio podría considerar un defecto o problema desde mi perspectiva limitada, para hallar su liberación y su transformación. He de aceptar la oscuridad, para poder encender la luz. Y a mayor oscuridad, mejores oportunidades de enfocar nuestro faro interno y mayor potencial iluminador.
Lo que intento hacer ver al lector y también veo para mí al mismo tiempo es que no existe mal que por bien no venga, y cuando me refiero a mal, no me refiero a un mal que venga de afuera, a dañarnos, a destruirnos o a hacernos infelices, pues esto no puede ocurrir dentro de los límites de la consciencia. Lo que es, es. Lo que soy, soy. Lo que veo, lo que experimento,es lo que decido ver y lo que decido experimentar. No hay nada fuera más que lo que he creado dentro y he decidido experimentar dentro de mis límites de acción, sea consciente o insconscientemente.
Sólo puedo ser infeliz, si doy espacios a la infelicidad para ser en mi vida. Sólo puedo ser feliz, si doy espacios a la felicidad para ser en mi vida. Lo mismo ocurre con la abundancia, lo mismo ocurre con las relaciones, lo mismo ocurre con los límites y con mis objetivos o ambiciones...No hay nada que vaya a ocurrir fuera, que antes no haya tomado forma en mi consciente o en mi insconsciente y que mi mente haya proyectado o generado para hacerme ver lo poderos@ que soy por crear esta experiencia que o bien, me permite sanar y observarme desde mis creaciones generadas desde el miedo o la inseguridad o bien me permite regocijarme en la pasión de la creación verdadera que corresponde cuando el amor se deleita en la creación de la experiencia positiva. Si genero experiencias negativas o sufrientes, es porque intento darme mayor calidad de vida y mayor calidad de amor hacia mí mismo y estoy tratando de mostrarme a mí mism@ el camino más recto, en el fondo de la experiencia.
Por lo tanto, se trata de consciencia, se trata de equilibrio y de generar situaciones que de manera elegida me aproximen a lo que soy, desde lo que no soy, rindiéndome a las transformaciones vitales que acompañanan a este camino. Como decía Nietzsche, el conocimiento de sí mismo, surge por la pérdida del sí mismo, sólo de esta manera no rígida, podemos contemplar nuestro ser. El camino del ser parte desde la observación de lo que no soy por lo tanto, para descubrir lo que ya soy. Y a lo largo del camino, verás tu sombra, y resplandecerán los cielos al ver que iluminas lo que es, dentro de aquello que creías no ser. Porque todo aquello que crees no ser, también es parte de ti. El no ser, te acerca al ser. Y así, los cielos se irán abriendo, y las luces irán despertando las partes de la consciencia dormidas, porque no queda otro camino más que observarse y Ser, desde aquello que creo no ser...
Nazaret Hermida García. Astróloga, profesora de yoga y sanadora.